Imagina empezar tu día con 150 jóvenes que irradian compromiso con el cambio positivo. Cuyas experiencias colectivas e individuales de crisis y opresión superan lo que la mayoría de nosotros vemos en toda una vida. Y que transforman esto y deciden ser una fuerza para el bien.
E ste año se llevaron a cabo dos eventos relevantes para la juventud que trabaja por la construcción de paz y por una sociedad donde los derechos humanos sean una realidad, y donde se pueda vivir una vida digna y libre de violencias. Estos eventos, en los cuales SIPAZ tuvo el privilegio de participar durante el mes de noviembre, fueron el Foro por la Paz en París y la Segunda Conferencia de Jóvenes por la Paz y la Seguridad en Bruselas.
Desde hace 8 años, el Foro ha sido una plataforma que busca compartir respuestas de múltiples actores en favor de la paz global y la prosperidad sostenible. En este espacio se reúnen los principales tomadores de decisiones con el objetivo de fomentar la colaboración entre gobiernos, organizaciones internacionales, empresas y sociedad civil; se parte de la premisa de que la diplomacia no debe quedarse únicamente en la palabra, sino reinventarse para atender las necesidades de un mundo en constante cambio.
Este espacio es de gran valor, ya que permite que las diferentes opiniones de más de 300 participantes de diversos países confluyan de una forma respetuosa y constructiva, con el objetivo de cerrar las brechas Norte-Sur y Este-Oeste en la gobernanza global.
SIPAZ participó en un espacio en el que se reflexionó sobre cómo empoderar a las redes juveniles para defender la democracia y la paz global. Ello partiendo del hecho de que las y los jóvenes representan más del 40 % de la población mundial y serán quienes definan la futura gobernanza global.
La conversación destacó por qué los jóvenes están especialmente posicionados para actuar como catalizadores del cambio: su capacidad para generar confianza a través de divisiones, aprovechar herramientas digitales para la defensa de causas y actuar de manera rápida a través de canales informales. También se enfatizó el papel de las redes juveniles como amplificadoras de la acción colectiva, incluyendo puntos de vista críticos sobre por qué la democracia no necesariamente está ofreciendo beneficios tangibles en términos de empleo y oportunidades de participación para incidir en sus sociedades.
En nuestra intervención destacamos que, para los jóvenes, la paz es más que la ausencia de conflicto. La paz es justicia, oportunidad y dignidad. Es el momento en que los jóvenes pueden expresar su verdad sin miedo, y cuando todas las personas son tratadas con respeto, sin importar su origen, condición social o género. Los ejemplos que se presentaron mostraron que los jóvenes en América Latina están comprometidos con la construcción de una sociedad libre de violencia y en la que la dignidad sea común.
Las redes multiplican este impacto al proporcionar espacios seguros, un sentido de solidaridad y confianza. Como señaló nuestra representante: “En la Alianza Global para la Prevención de Conflictos Armados, también conocida como GPPAC, la red global más grande de constructores de paz locales de la que soy miembro, hemos visto cómo conectar a los jóvenes a nivel local, nacional y global fortalece capacidades, fomenta el aprendizaje entre pares y les permite influir en políticas y prácticas arraigadas en realidades locales. Las redes proporcionan apoyo emocional, espacios seguros para colaborar y amplifican el alcance de las iniciativas locales. Inspiran a los jóvenes a seguir trabajando por la justicia, sabiendo que no están solos”.
En 2018, la resolución 2419 del Consejo de Seguridad de la ONU solicitó la inclusión real y plena de los jóvenes en la negociación e implementación de los acuerdos de paz, así como en los espacios de toma de decisiones. En 2020, la resolución 2535 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estableció los pasos pertinentes para la implementación de la agenda “Juventud, Paz y Seguridad” (JPS) en el marco de las operaciones de paz de las Naciones Unidas. Ese mismo año, el Consejo de Seguridad reconoció, en su Resolución 2553, el vínculo que existe entre la reforma del sector de la seguridad y la Juventud, la Paz y la Seguridad, subrayando que las y los jóvenes deben participar en las iniciativas de consolidación de la paz orientadas a la reforma de dichos sectores.
Es en este contexto que 150 jóvenes, procedentes de 80 países, se reunieron durante una semana para conversar, intercambiar experiencias, compartir desafíos y oportunidades para la juventud a nivel global (leer Declaración conjunta sobre Juventud, Paz y Seguridad – Documento final de la Segunda Conferencia de la Unión Europea sobre Juventud, Paz y Seguridad).
Fue impresionante constatar, una vez más, la diversidad de trayectorias y realidades presentes, a partir de la cual destacaremos algunas formas en que jóvenes de distintos territorios están siendo artesanas y artesanos de la paz.
Al finalizar la conferencia, las y los jóvenes ratificaron que su participación es fundamental en las iniciativas de transformación en sus territorios. Aunque no existe una definición conjunta de lo que significa la paz, las y los jóvenes coinciden en querer una vida digna y libre de violencia para todas las personas. La diversidad no tiene que ser una debilidad; puede ser una gran oportunidad para construir paz desde la creatividad. En medio del caos, existen luces de esperanza, caminos de paz y quienes trabajan día a día por la construcción de un mundo más justo.